Escenografía: Bosque de hongos

 Casi una década después de haber esculpido hongos de pan (siguen en buen estado, para todos aquellos que lo preguntaron en su momento), y teniendo ya algunos grandes que podéis ver en aquellas fotos, he decidido hacerme una especie de auto-homenaje.

 

 

La joven artista de la casa suele hacer esculturas con un extraño material que venden en los bazares orientales. Es una suerte de masilla para esculpir, muy ligera (rebota una vez seca) y que endurece al aire.

No le había prestado especial atención hasta ahora, cuando su extraño aspecto casi orgánico me hizo pensar en este proyecto.

Utilicé un par de paquetes (1€ por paquete) y palos para llevarlo a cabo. Simplemente moldeé las setas y las uní a trozos de palo. Tardé sorprendentemente poco (quizás una hora por paquete) y, una vez secos, los uní a arandelas metálicas, para poder usar las bases de bosque que ya tengo como soportes y poder crear, literalmente, bosques de hongos.

Había cierta desconfianza en casa sobre si se podría pintar bien, o si la naturaleza dúctil del material lo echaría todo a perder, pero ha resultado ir muy bien... aunque no los apretaría con fuerza, por si acaso.

Los pinté en diferentes colores para que hubiese variedad y el conjunto tuviese un cierto aspecto loco.

 

El intrépido explorador sirve de referencia de escala.

Son elementos de escenografía interesantes para crear un escenario diferente, tanto en superficie (¿qué acecha en el bosque de los trasgos?), como en el subsuelo (hongos bioluminiscentes, el huerto de criaturas subterráneas, un jardín de elfos oscuros...).