Durante mucho tiempo El Cristal Oscuro y Dentro del Laberinto estuvieron intercambiando posiciones en mi lista de películas favoritas. Aunque la sensación de mundo era más grande en Cristal Oscuro, el Laberinto contaba con todos esos goblins, su rey y sus canciones. Sea como sea me sorprendió cuando vi la noticia de que habría una serie precuela de Cristal Oscuro y he estado esperándola con ganas.
Lo que más me impactó desde el capítulo 1 es lo bonita que es La Edad de la Resistencia. A un nivel estético, los diseños de personajes, mundo y props es extraordinariamente hermoso. Tanto que me causó una especie de colapso sensorial y la sensación de que desearía verlo todo a cámara lenta para no perderme ni un solo detalle. Cada pequeña criatura, cada rincón del paisaje, cada roca cubierta de musgo merece poder dedicarle muchísima más atención que la que te permite el ritmo normal del audiovisual convencional.
Creo que esta es una de esas producciones cuyo libro de arte (que supongo se publicará en algún momento) debe ser una verdadera joya. Sobre todo para aquellos que disfrutamos viendo los procesos creativos y cómo los bocetos van tomando forma en una u otra dirección.
Diría que, a nivel estético, esta serie es lo más bonito que se ha visto en televisión (e incluso en cine) en muchísimos años.
El worldbuilding también merece su reseña positiva. El entorno de la línea argumental de la película original era demasiado minimalista (por las restricciones obvias de metraje al ser una película, entre otras causas), como si todo fuese construyéndose en torno a la narración y el resto del mundo estuviese vacío.
La Edad de la Resistencia se sobrepone a esto desarrollando un trasfondo más sólido y extenso, dando forma a la cosmogonía, y permitiéndonos un vistazo más intenso y extenso a la ecología y sociedades de Thra.
Desafortunadamente estas intenciones chocan con las limitaciones físicas o presupuestarias. Constantemente tenemos la sensación de que todos los personajes que juegan algún papel en ese mundo se conocen de alguna forma. Y, peor aun, a nivel poblacional parece estar desolado.
Durante la temporada nos van hablando de los siete clanes gelfling y, poco a poco, nos los van mostrando. Dado que cada uno tiene unas características sociales y adaptativas el espectador entiende que estos están adaptados a diferentes ecosistemas (los Vapra en montañas nevadas, los Grottan bajo tierra, los Sifa a bordo de grandes navíos...), pero cuando la narración hace zoom en uno de estos clanes su extensión parece reducirse a un simple pueblo habitado por un puñado de habitantes.
Confío saber explicarme bien: me gustan los mundos de fantasía "despoblados", con muchas zonas inhóspitas e inexploradas, pero lo que La Edad de la Resistencia parece trasladarnos es que en todo Thra hay siete aldeas (cinco, si tenemos en cuenta que los Sifa y los Dousan son nómadas).
Hay un pequeño detalle que no quiero dejar de mencionar: las hembras voladoras. Como ya vimos en la película original las hembras gelfling tienen alas y pueden volar. Esto no supone ningún problema en el film, pero con la serie sentí el problema desde el primer capítulo. Entiendo que en un contexto de fantasía has de suspender tu incredulidad pero, aun jugando con esas reglas, se presentía que el espectador se iría preguntando en distintos momentos de la serie "¿por qué no, simplemente, vuelan?". Más cuando podemos ver que pueden cargar con un compañero sin aparente esfuerzo.
Me parece un descuido no haber trabajado más este punto, porque las soluciones son bastante sencillas: se puede argumentar que solo pueden aletear durante un breve tiempo, o solo pueden planear, o que hacerlo les supone un enorme gasto energético.
Quienes noten con intensidad este tipo de cosas van a tener un buen montón de situaciones a lo largo de la serie.
Por otra parte, el grueso de posibles críticas a la serie vendrán por el tono naíf de esta. Imagino que determinado target de edad no se hará demasiadas preguntas, mientras que los que vengamos aquí por la nostalgia tendremos que aceptar altos grados de inocencia. Los sufridores serán aquellos portadores de una mayor carga de cinismo, que tendrán mucho de lo que hablar con Edad de la Resistencia.
De todas formas, y aun compartiendo parte de esta carga naíf, los villanos son una verdadera delicia y la esencia principal de la narración, con sus barrocas conspiraciones y puñaladas traperas.
Con todo Dark Crystal: Age of the Resistance es una serie que merece ser vista. Precisamente por eso: por deleitarse viéndola. Los preciosistas diseños de los Froud, las obras de arte del estudio Henson y una escenografía extraordinariamente bonita venden por sí solos toda la temporada.
Lo que más me impactó desde el capítulo 1 es lo bonita que es La Edad de la Resistencia. A un nivel estético, los diseños de personajes, mundo y props es extraordinariamente hermoso. Tanto que me causó una especie de colapso sensorial y la sensación de que desearía verlo todo a cámara lenta para no perderme ni un solo detalle. Cada pequeña criatura, cada rincón del paisaje, cada roca cubierta de musgo merece poder dedicarle muchísima más atención que la que te permite el ritmo normal del audiovisual convencional.
Creo que esta es una de esas producciones cuyo libro de arte (que supongo se publicará en algún momento) debe ser una verdadera joya. Sobre todo para aquellos que disfrutamos viendo los procesos creativos y cómo los bocetos van tomando forma en una u otra dirección.
Diría que, a nivel estético, esta serie es lo más bonito que se ha visto en televisión (e incluso en cine) en muchísimos años.
El worldbuilding también merece su reseña positiva. El entorno de la línea argumental de la película original era demasiado minimalista (por las restricciones obvias de metraje al ser una película, entre otras causas), como si todo fuese construyéndose en torno a la narración y el resto del mundo estuviese vacío.
La Edad de la Resistencia se sobrepone a esto desarrollando un trasfondo más sólido y extenso, dando forma a la cosmogonía, y permitiéndonos un vistazo más intenso y extenso a la ecología y sociedades de Thra.
Desafortunadamente estas intenciones chocan con las limitaciones físicas o presupuestarias. Constantemente tenemos la sensación de que todos los personajes que juegan algún papel en ese mundo se conocen de alguna forma. Y, peor aun, a nivel poblacional parece estar desolado.
Durante la temporada nos van hablando de los siete clanes gelfling y, poco a poco, nos los van mostrando. Dado que cada uno tiene unas características sociales y adaptativas el espectador entiende que estos están adaptados a diferentes ecosistemas (los Vapra en montañas nevadas, los Grottan bajo tierra, los Sifa a bordo de grandes navíos...), pero cuando la narración hace zoom en uno de estos clanes su extensión parece reducirse a un simple pueblo habitado por un puñado de habitantes.
Confío saber explicarme bien: me gustan los mundos de fantasía "despoblados", con muchas zonas inhóspitas e inexploradas, pero lo que La Edad de la Resistencia parece trasladarnos es que en todo Thra hay siete aldeas (cinco, si tenemos en cuenta que los Sifa y los Dousan son nómadas).
Hay un pequeño detalle que no quiero dejar de mencionar: las hembras voladoras. Como ya vimos en la película original las hembras gelfling tienen alas y pueden volar. Esto no supone ningún problema en el film, pero con la serie sentí el problema desde el primer capítulo. Entiendo que en un contexto de fantasía has de suspender tu incredulidad pero, aun jugando con esas reglas, se presentía que el espectador se iría preguntando en distintos momentos de la serie "¿por qué no, simplemente, vuelan?". Más cuando podemos ver que pueden cargar con un compañero sin aparente esfuerzo.
Me parece un descuido no haber trabajado más este punto, porque las soluciones son bastante sencillas: se puede argumentar que solo pueden aletear durante un breve tiempo, o solo pueden planear, o que hacerlo les supone un enorme gasto energético.
Quienes noten con intensidad este tipo de cosas van a tener un buen montón de situaciones a lo largo de la serie.
Por otra parte, el grueso de posibles críticas a la serie vendrán por el tono naíf de esta. Imagino que determinado target de edad no se hará demasiadas preguntas, mientras que los que vengamos aquí por la nostalgia tendremos que aceptar altos grados de inocencia. Los sufridores serán aquellos portadores de una mayor carga de cinismo, que tendrán mucho de lo que hablar con Edad de la Resistencia.
De todas formas, y aun compartiendo parte de esta carga naíf, los villanos son una verdadera delicia y la esencia principal de la narración, con sus barrocas conspiraciones y puñaladas traperas.
Con todo Dark Crystal: Age of the Resistance es una serie que merece ser vista. Precisamente por eso: por deleitarse viéndola. Los preciosistas diseños de los Froud, las obras de arte del estudio Henson y una escenografía extraordinariamente bonita venden por sí solos toda la temporada.
He de confesar que no he visto Cristal Oscuro. Recuerdo cuando estrenaron esta película (sí, soy tan... veterano, eso...). Un amigo que la vió en el cine me habló muy bien de ella. Sin embargo, fué pasando el tiempo y no llegué a verla, a pesar de tenerla en la lista de cosas por hacer (no es la única). Ahora ya no tengo excusa para ponerme la día. Gracias por la reseña.
ResponderEliminarBueno, aprovecha tus circunstancias. Puedes ver la serie (no sé cuantas temporadas serán) y después la película para descubrir el desenlace ;)
EliminarNo es mala idea, pero... a ver cuantas temporadas son, me pueden dar las uvas para poder ver el desenlace.
EliminarAl menos otra más parece seguro.
EliminarTómate la película como la temporada final cuando corresponda :D