En un mundo de bosques Vodavinia es el hogar de uno de los más antiguos y densos. Una tierra de frondosos hayedos y robledales, chopos en la rivera de los riachuelos, abedules junto a las lagunas, tupidos pinares, inmensas secuoyas en la costa occidental. Los árboles parecen extenderse en todas las direcciones hasta donde alcanza la vista.
Y la espesura está habitada por los pueblos vodavinios
A pesar de compartir una cultura básica común los vodavinios están divididos en varios reinos, cada uno de ellos con sus propias idiosincrasias y variaciones sobre la lengua, mitología y cultura vodavinia. Aunque pueden entenderse entre ellos no existe una lengua unificada.
Los reinos vodavinios tampoco tienen una definición clara. Algunas fronteras están marcadas por riachulos o gargantas, pero los bosques no presentan limes precisos, lo cual suele dar lugar a algunos conflictos.
Ningún erudito en Isola o Emporika ha sabido ofrecer una teoría sólida sobre el origen de los vodavinios, pero la mayoría comparte que, durante algún periodo, compartieron lazos con el pueblo de las frondas, quienes filtraron parte de su cultura en los vodavinios. En su expansión por sus reinos de bosques contactaron en primer lugar con los llamados pueblos de los estrechos (que se asentaban en la región que hoy ocupa Emporika) y de quienes tomaron varios rasgos sociales. Posteriormente se relacionarían con los habitantes de Skallagaard, aunque no siempre de una forma amistosa.
La ulterior fundación de Emporika supuso un fuerte impacto en Vodavinia. De aquellos nuevos vecinos aprendieron nuevas artes tecnológicas y dieron lugar a un fascinante sincretismo. Los pueblos vodavinios orientales han asimilado el panteón clásico del Antiguo Imperio con el suyo en una extraña mezcolanza. Pero conforme nos alejamos de la zona de influencia de Emporika la cultura y la religión vodavinia va mostrándose en todo su esplendor.
Lo primero que llamará la atención del viajero son los guardianes de los caminos, grandes esculturas talladas en madera que representan algunas de las divinidades vodavinias. Se alzan en los cruces y se cree que protegen a los viajeros de todos los peligros de los bosques. Es habitual ofrecer libaciones a los guardianes de los caminos, ya que no presentar el debido respeto es un mal augurio, desestimando la protección divina ante bandidos y todo tipo de criaturas.
Entre esos peligros a los que un viajero se expone se encuentran grupos de ogros y algunos trolls ermitaños, además de osos y, sobre todo, temibles manadas de huargos que se enseñorean de aquellos bosques.
Por esto, las comunidades de Vodavinia se asientan en poblaciones defendidas por empalizadas de madera. Pequeñas fortalezas de rápida y planeada construcción, ya que han de alzarse nuevamente cada cierto tiempo dada la naturaleza seminómada de los vodavinios. Sin contar con una agricultura demasiado sofisticada ni una ganadería sostenible, los vodavinios se desplazan cuando las cosechas han terminado con los nutrientes locales o el ganado ha dado buena cuenta del escaso pasto de los alrededores. Cuando un grupo se mueve se llevará sus semillas y su exiguo número de vacas y cabras a nuevas regiones, donde talarán árboles para construir un nuevo asentamiento amurallado donde establecerse durante unos años.
Aunque algunos pueblos abandonados pueden volver a ser ocupados varias décadas más tarde esto suele ser bastante poco habitual. La razón es la creencia de que estas viejas poblaciones son tomadas como hogar por espíritus, brujas u otras temibles criaturas.
Obviamente esto no suele ser lo más común, pero las historias de las terribles calamidades acaecidas a las comunidades que decidieron volver a un poblado abandonado son numerosas en el folklore vodavinio y pocos grupos se sienten atraídos por la perspectiva de protagonizar un nuevo relato.
Las comunidades de granjeros y pastores-recolectores vodavinios están sujetas al tributo y servicio del rey cuyos bosques habitan. Este les brinda protección en caso de un conflicto armado y les presta el servicio de los cazadores reales en caso de necesidad. A cambio los plebeyos aportan a su señor un tributo en especie. Este impuesto en especie se utiliza para comerciar con Emporika, que oferta a cambio armas refinadas o el siempre apreciado oro contante y sonante.
Los cazadores reales son una suerte de orden militar de expertos guerreros forestales. Un poblado puede encontrarse en la nada envidiable situación de ver como su ganado es devorado por una manada de huargos, o cómo un troll se ha aposentado en un camino impidiendo el viaje a la aldea vecina. Es en esas ocasiones en la que los cazadores reales entran en escena. Se trata de individuos curtidos y de aspecto temible, adornados con aterradores trofeos y espantosas cicatrices, y armados de poderosos arcos y todo un arsenal de complicadas trampas. Figuras que parecen surgidas de los cuentos que se cantan junto al fuego, capaces de despertar la admiración entre los más jóvenes y los suspiros de las jovencitas.
A pesar de que los bosques pueden ser lugares oscuros y temibles también son el hogar para los vodavinios. Nunca se alejan de sus tierras y es poco habitual ver vodavinios por el resto de Nemus. Se trata, pues, de comunidades muy herméticas que atesoran una cultura apasionante y, para muchos otros pueblos, misteriosa y desconocida.
Aun así son gentes de espíritu valiente y leal, devotos del deber, por lo que, en ocasiones, son reclutados por los gobernantes de Emporika, bien como unidades mercenarias, bien como ejércitos a sueldo. Sea como sea un enemigo temible en cualquier lugar de Nemus donde la flota de Emporika los desembarque.
Y la espesura está habitada por los pueblos vodavinios
A pesar de compartir una cultura básica común los vodavinios están divididos en varios reinos, cada uno de ellos con sus propias idiosincrasias y variaciones sobre la lengua, mitología y cultura vodavinia. Aunque pueden entenderse entre ellos no existe una lengua unificada.
Los reinos vodavinios tampoco tienen una definición clara. Algunas fronteras están marcadas por riachulos o gargantas, pero los bosques no presentan limes precisos, lo cual suele dar lugar a algunos conflictos.
Ningún erudito en Isola o Emporika ha sabido ofrecer una teoría sólida sobre el origen de los vodavinios, pero la mayoría comparte que, durante algún periodo, compartieron lazos con el pueblo de las frondas, quienes filtraron parte de su cultura en los vodavinios. En su expansión por sus reinos de bosques contactaron en primer lugar con los llamados pueblos de los estrechos (que se asentaban en la región que hoy ocupa Emporika) y de quienes tomaron varios rasgos sociales. Posteriormente se relacionarían con los habitantes de Skallagaard, aunque no siempre de una forma amistosa.
La ulterior fundación de Emporika supuso un fuerte impacto en Vodavinia. De aquellos nuevos vecinos aprendieron nuevas artes tecnológicas y dieron lugar a un fascinante sincretismo. Los pueblos vodavinios orientales han asimilado el panteón clásico del Antiguo Imperio con el suyo en una extraña mezcolanza. Pero conforme nos alejamos de la zona de influencia de Emporika la cultura y la religión vodavinia va mostrándose en todo su esplendor.
Lo primero que llamará la atención del viajero son los guardianes de los caminos, grandes esculturas talladas en madera que representan algunas de las divinidades vodavinias. Se alzan en los cruces y se cree que protegen a los viajeros de todos los peligros de los bosques. Es habitual ofrecer libaciones a los guardianes de los caminos, ya que no presentar el debido respeto es un mal augurio, desestimando la protección divina ante bandidos y todo tipo de criaturas.
Entre esos peligros a los que un viajero se expone se encuentran grupos de ogros y algunos trolls ermitaños, además de osos y, sobre todo, temibles manadas de huargos que se enseñorean de aquellos bosques.
Por esto, las comunidades de Vodavinia se asientan en poblaciones defendidas por empalizadas de madera. Pequeñas fortalezas de rápida y planeada construcción, ya que han de alzarse nuevamente cada cierto tiempo dada la naturaleza seminómada de los vodavinios. Sin contar con una agricultura demasiado sofisticada ni una ganadería sostenible, los vodavinios se desplazan cuando las cosechas han terminado con los nutrientes locales o el ganado ha dado buena cuenta del escaso pasto de los alrededores. Cuando un grupo se mueve se llevará sus semillas y su exiguo número de vacas y cabras a nuevas regiones, donde talarán árboles para construir un nuevo asentamiento amurallado donde establecerse durante unos años.
Aunque algunos pueblos abandonados pueden volver a ser ocupados varias décadas más tarde esto suele ser bastante poco habitual. La razón es la creencia de que estas viejas poblaciones son tomadas como hogar por espíritus, brujas u otras temibles criaturas.
Obviamente esto no suele ser lo más común, pero las historias de las terribles calamidades acaecidas a las comunidades que decidieron volver a un poblado abandonado son numerosas en el folklore vodavinio y pocos grupos se sienten atraídos por la perspectiva de protagonizar un nuevo relato.
Las comunidades de granjeros y pastores-recolectores vodavinios están sujetas al tributo y servicio del rey cuyos bosques habitan. Este les brinda protección en caso de un conflicto armado y les presta el servicio de los cazadores reales en caso de necesidad. A cambio los plebeyos aportan a su señor un tributo en especie. Este impuesto en especie se utiliza para comerciar con Emporika, que oferta a cambio armas refinadas o el siempre apreciado oro contante y sonante.
Los cazadores reales son una suerte de orden militar de expertos guerreros forestales. Un poblado puede encontrarse en la nada envidiable situación de ver como su ganado es devorado por una manada de huargos, o cómo un troll se ha aposentado en un camino impidiendo el viaje a la aldea vecina. Es en esas ocasiones en la que los cazadores reales entran en escena. Se trata de individuos curtidos y de aspecto temible, adornados con aterradores trofeos y espantosas cicatrices, y armados de poderosos arcos y todo un arsenal de complicadas trampas. Figuras que parecen surgidas de los cuentos que se cantan junto al fuego, capaces de despertar la admiración entre los más jóvenes y los suspiros de las jovencitas.
A pesar de que los bosques pueden ser lugares oscuros y temibles también son el hogar para los vodavinios. Nunca se alejan de sus tierras y es poco habitual ver vodavinios por el resto de Nemus. Se trata, pues, de comunidades muy herméticas que atesoran una cultura apasionante y, para muchos otros pueblos, misteriosa y desconocida.
Aun así son gentes de espíritu valiente y leal, devotos del deber, por lo que, en ocasiones, son reclutados por los gobernantes de Emporika, bien como unidades mercenarias, bien como ejércitos a sueldo. Sea como sea un enemigo temible en cualquier lugar de Nemus donde la flota de Emporika los desembarque.
Pues al final tendré que hacerme una banda de rut... digo vodavinios :D
ResponderEliminarEstupendástico trasfondo con obvias influencias eslavas. Ya se echaba de menos algo nuevo eh.
Gracias, Pecadorcillo.
EliminarÚltimamente he estado pensando un poco en las divinidades, y puede que sea el próximo punto. Aunque aun quedan varias facciones por ir publicando ;)
Anda, que majos.... Unos nómadas bosquijeros. XD Como no has puesto dibus no se muy bien como imaginarlos... si como galos celtas, o como los pueblos nómadas de las estepas. Dado el nombre similar a voivoda, me decantaré por estos últimos.
ResponderEliminarEn las notas de diseño del sábado explicaré un poco más ese aspecto, pero la mejor forma de visualizarlos es como eslavos ;)
EliminarMe ha gustado mucho esta facción/civilización, sobre todo la descripción de los paisajes que me ha parecido muy evocadora, y creo que a nivel de un posible juego tener diferentes tribus puede dar mucho juego a la hora de adaptar diferentes reglas
ResponderEliminarEl sábado comentaré algunas ideas de aventuras y tropas ;)
EliminarMe encantan tio. Desde luego, este mundo tuyo da mucho juego para ambientar cualquier reglamento.
ResponderEliminarGracias Víctor.
EliminarA ver si podemos ir concretando en breve ;)
Muy bueno!! Deseoso de ver las notas de diseño, tengo mucha curiosidad. Ciertamente constituyen junto a Emporika un soplo de aire fresco. Mis preferidos los cazadores de Trolls :-)
ResponderEliminarLos míos también ;)
EliminarSale una clase de PJ muy maja.