En el extremo sur de Nemus se extienden las tierras conocidas como Antípoda. Frías y desoladas. Extensos páramos de tierra helada y bosques de oscuros pinos.
Prácticamente aislada del resto del mundo, tan solo conectada por dos estrechos brazos de tierra a los territorios del Antiguo Imperio y a los reinos de occidente. Presenta al norte una extensa costa bañada por las aguas del gran mar central.
Antípoda antes del Triple Culto
Podemos reconocer dos partes diferenciadas en Antípoda: la gran taiga que se extiende por el corazón del territorio y dos zonas de tundra a sus lados. Estas características geológicas forjaron el carácter y las dedicaciones de sus gentes.
Los habitantes de las tundras del sur son conocidos por sus gigantescos rebaños de renos y yaks. Grandes jinetes que recorren las grandes extensiones pastoreando a sus animales a lomos de sus robustas monturas. Se trata de un pueblo con una economía autosuficiente, con poco más para comerciar que unas cuantas pieles y artesanía en huesos y astas.
Astaria es la gran ciudad de las llanuras. Los festivales ganaderos se celebran allí. Incluido el Gran Trueque anual, donde los mejores animales son vendidos en legendarias subastas y maravillosas piezas de artesanía se exponen en bulliciosos puestos.
Los pueblos de la región boscosa son cazadores. Comenzaron cazando animales en sus bosques. Después usaron sus árboles para construir barcos y cazar ballenas en el mar. Y terminaron cazando barcos y hombres. En una región tan dura recurrir al pillaje y la piratería acabó resultando una dedicación obvia. Aunque las correrías por la tundra para robar ganado no eran infrecuentes, el abordaje de barcos y el saqueo de poblaciones en reinos a ambos lados del Gran Mar Central resultaron ser mucho más productivas.
La gente de la taiga se organiza en clanes, los cuales pugnan entre sí por la pretendida primacía. Sea como sea, los más ricos tienen su residencia en la ciudad-puerto de Nala. Desde allí se planean saqueos a la costa sur de los reinos de occidente, o se traman ambiciosas expediciones contra los reinos de oriente.
El Ámbar Azul
Unos dicen que fue un grupo de exploradores y mineros enanos quienes descubrieron el ámbar azul. Otros afirman que el mundo lo vio por primera vez cuando un gran terremoto abrió enormes grietas en la tundra oriental.
Hay incluso quien opina que se trata de pedazos del cadáver del Gran Gigante de Hielo.
Sea como sea la aparición del ámbar azul cambió para siempre la historia de Antípoda.
El ámbar azul es una sustancia translúcida con el aspecto y el color que su nombre indica. Los sabios no se han puesto de acuerdo sobre si se trata de un mineral o alguna clase de fósil. Hay quien afirma que podría tener algún tipo de origen orgánico difícil de explicar.
En cualquier caso este material se convirtió en un motor para el mundo cuando fue descubierto.
La característica más evidente del ámbar azul es el fragante y ligeramente narcótico olor que desprende cuando sus ralladuras son quemadas, lo cual le abrió un mercado como perfume exótico.
Pero cuando se descubrió su uso como conservante su demanda subió más allá de lo imaginable.
El ámbar azul puede utilizarse para conservar alimentos durante años. Una simple manzana, cubierta de polvo de ámbar azul, durará décadas sin mostrar síntomas de putrefacción. No solo eso, su poder antibiótico hace del ámbar azul un poderosísimo instrumento médico, tanto en el tratamiento de heridas, como para paliar diversas enfermedades consumido en las dosis correctas.
El descubrimiento del ámbar azul cambió para siempre Antípoda. Tanto su economía como a sus mismas gentes.
Como es fácil imaginar ello no se tradujo en una mejora de la calidad de vida de la población en su conjunto; los clanes más poderosos medraron apoderándose de los yacimientos y contratando guerreros para arrebatar otros a sus adversarios. Quien antaño era un humilde pastor continuó siéndolo, pero los ricos se hicieron aun más ricos.
El espíritu de esa nueva era llevó a la fundación de Marabor. Al contrario que Nala, Marabor es un puerto abierto al Gran Mar Central, con naves comerciales que exportan el ámbar por todo Nemus.
La llegada del Triple Culto
Fueron Camir, Seliah y Varanaar, los Oyentes, del gremio de los porteadores quienes escucharon la voz del Dios Que Oculta El Rostro, El Único. Los comerciantes y sus hombres transportaban un cargamento de ámbar hacia Marabor cuando, mientras todos dormían, fueron despertados por un extraño resplandor que surgía del ámbar azul. Cuando estaban a punto de retirar las mantas que protegían la mercancía estas se consumieron, y el propio ámbar ardió con una llama que no calentaba. Tal como está escrito El Que Oculta El Rostro habló a los comerciantes y les narró las Nueve Verdades. Y fue la primera de ella la más importante: los dioses hacia los que los pueblos de Nemus alzaban sus plegarias eran en realidad demonios. Demonios que les habían engañado y que Los Oyentes, por mandato de El Que Oculta El Rostro, El Único, debían combatir y destruir.
Solo aquellos que sirviesen a El Único se salvarían. Los adoradores de demonios estaban condenados. Los Oyentes debían iluminar su ignorancia con la luz de El Único, o utilizar cualquier medio posible para que sus plegarias dejasen de alzarse hacia los demonios. Y aquellos que no aceptasen el camino de la palabra tendrían que recorrer el camino de la espada.
Durante toda la noche El Único habló a Camir, Seliah y Varanaar. Ellos serían Los Oyentes, los únicos dignos de escuchar la voz de El Único. En sus memorias quedarían las palabras cinceladas hasta que nueve años después fuesen transcritas sin ningún error posible a la gran estela de Marabor, para que fuesen adoradas y memorizadas.
Cuando la noche terminó Camir, Seliah y Varanaar descubrieron que todo su cargamento de ámbar azul había desaparecido, consumido por aquel fuego que no quemaba. Cuando el resto de la caravana despertó, todos ellos, gentes sencillas y servidores de Los Oyentes, quedaron fascinados con su relato. Dejando allí los carros vacíos cabalgaron con prontitud hacia las tierras de su clan y Los Oyentes narraron a su anciano líder lo que El Único les había desvelado. Pronto comprobaron que el anciano era un adorador de los demonios, tal como El Que Oculta El Rostro les había explicado; su devoción por los dioses era tan obstinada que cuando Los Oyentes le ofrecieron el camino de la palabra no quiso recorrerlo, de modo que se vieron obligado a empujarle hacia el camino de la espada.
Sabedores de que la influencia del anciano se extendía entre los nobles del clan, Los Oyentes dieron orden a sus hombres de que dispensasen a todos ellos el camino de la espada.
A partir de ese momento el fervor de Camir, Seliah y Varanaar les dio audacia para acometer una serie de ataques contra los otros clanes, a los que fueron asimilando por palabra o espada, hasta que, formando un poderoso ejército, se dirigieron a Marabor, que rindió sus puertas sin oponer resistencia.
Toda la tundra oriental de Antípoda, con sus enormes yacimientos de ámbar azul, está sometida de forma absoluta al poder que, desde Marabor, ejerce el Triple Culto. Las tierras de Nala y Astaria tan solo lo están por la coerción, el miedo, o el ánimo de medrar de sus dirigentes. En cualquier caso Antípoda está unida políticamente al poder de Marabor y el Triple Culto.
Camir, Seliah y Varanaar decidieron dotar a su fe de tres pilares, cada uno de ellos enfocado en una faceta y siguiendo un camino distinto para obtener sus objetivos finales. Esta organización fue pronto conocida como el Triple Culto. Camir sería La Mano, Seliah El Ojo y Varanaar La Boca.
Muchos serían los pesares que el Triple Culto llevaría a Nemus. Muchas las historias. Y mucho será el tiempo que tendremos para hablar de ellas más adelante.
Prácticamente aislada del resto del mundo, tan solo conectada por dos estrechos brazos de tierra a los territorios del Antiguo Imperio y a los reinos de occidente. Presenta al norte una extensa costa bañada por las aguas del gran mar central.
¡Click para ampliar! Veremos que hay tras el recuadro en próximas entregas |
Podemos reconocer dos partes diferenciadas en Antípoda: la gran taiga que se extiende por el corazón del territorio y dos zonas de tundra a sus lados. Estas características geológicas forjaron el carácter y las dedicaciones de sus gentes.
Los habitantes de las tundras del sur son conocidos por sus gigantescos rebaños de renos y yaks. Grandes jinetes que recorren las grandes extensiones pastoreando a sus animales a lomos de sus robustas monturas. Se trata de un pueblo con una economía autosuficiente, con poco más para comerciar que unas cuantas pieles y artesanía en huesos y astas.
Astaria es la gran ciudad de las llanuras. Los festivales ganaderos se celebran allí. Incluido el Gran Trueque anual, donde los mejores animales son vendidos en legendarias subastas y maravillosas piezas de artesanía se exponen en bulliciosos puestos.
Los pueblos de la región boscosa son cazadores. Comenzaron cazando animales en sus bosques. Después usaron sus árboles para construir barcos y cazar ballenas en el mar. Y terminaron cazando barcos y hombres. En una región tan dura recurrir al pillaje y la piratería acabó resultando una dedicación obvia. Aunque las correrías por la tundra para robar ganado no eran infrecuentes, el abordaje de barcos y el saqueo de poblaciones en reinos a ambos lados del Gran Mar Central resultaron ser mucho más productivas.
La gente de la taiga se organiza en clanes, los cuales pugnan entre sí por la pretendida primacía. Sea como sea, los más ricos tienen su residencia en la ciudad-puerto de Nala. Desde allí se planean saqueos a la costa sur de los reinos de occidente, o se traman ambiciosas expediciones contra los reinos de oriente.
El Ámbar Azul
Unos dicen que fue un grupo de exploradores y mineros enanos quienes descubrieron el ámbar azul. Otros afirman que el mundo lo vio por primera vez cuando un gran terremoto abrió enormes grietas en la tundra oriental.
Hay incluso quien opina que se trata de pedazos del cadáver del Gran Gigante de Hielo.
Sea como sea la aparición del ámbar azul cambió para siempre la historia de Antípoda.
El ámbar azul es una sustancia translúcida con el aspecto y el color que su nombre indica. Los sabios no se han puesto de acuerdo sobre si se trata de un mineral o alguna clase de fósil. Hay quien afirma que podría tener algún tipo de origen orgánico difícil de explicar.
En cualquier caso este material se convirtió en un motor para el mundo cuando fue descubierto.
La característica más evidente del ámbar azul es el fragante y ligeramente narcótico olor que desprende cuando sus ralladuras son quemadas, lo cual le abrió un mercado como perfume exótico.
Pero cuando se descubrió su uso como conservante su demanda subió más allá de lo imaginable.
El ámbar azul puede utilizarse para conservar alimentos durante años. Una simple manzana, cubierta de polvo de ámbar azul, durará décadas sin mostrar síntomas de putrefacción. No solo eso, su poder antibiótico hace del ámbar azul un poderosísimo instrumento médico, tanto en el tratamiento de heridas, como para paliar diversas enfermedades consumido en las dosis correctas.
El descubrimiento del ámbar azul cambió para siempre Antípoda. Tanto su economía como a sus mismas gentes.
Como es fácil imaginar ello no se tradujo en una mejora de la calidad de vida de la población en su conjunto; los clanes más poderosos medraron apoderándose de los yacimientos y contratando guerreros para arrebatar otros a sus adversarios. Quien antaño era un humilde pastor continuó siéndolo, pero los ricos se hicieron aun más ricos.
El espíritu de esa nueva era llevó a la fundación de Marabor. Al contrario que Nala, Marabor es un puerto abierto al Gran Mar Central, con naves comerciales que exportan el ámbar por todo Nemus.
La llegada del Triple Culto
Fueron Camir, Seliah y Varanaar, los Oyentes, del gremio de los porteadores quienes escucharon la voz del Dios Que Oculta El Rostro, El Único. Los comerciantes y sus hombres transportaban un cargamento de ámbar hacia Marabor cuando, mientras todos dormían, fueron despertados por un extraño resplandor que surgía del ámbar azul. Cuando estaban a punto de retirar las mantas que protegían la mercancía estas se consumieron, y el propio ámbar ardió con una llama que no calentaba. Tal como está escrito El Que Oculta El Rostro habló a los comerciantes y les narró las Nueve Verdades. Y fue la primera de ella la más importante: los dioses hacia los que los pueblos de Nemus alzaban sus plegarias eran en realidad demonios. Demonios que les habían engañado y que Los Oyentes, por mandato de El Que Oculta El Rostro, El Único, debían combatir y destruir.
Solo aquellos que sirviesen a El Único se salvarían. Los adoradores de demonios estaban condenados. Los Oyentes debían iluminar su ignorancia con la luz de El Único, o utilizar cualquier medio posible para que sus plegarias dejasen de alzarse hacia los demonios. Y aquellos que no aceptasen el camino de la palabra tendrían que recorrer el camino de la espada.
Durante toda la noche El Único habló a Camir, Seliah y Varanaar. Ellos serían Los Oyentes, los únicos dignos de escuchar la voz de El Único. En sus memorias quedarían las palabras cinceladas hasta que nueve años después fuesen transcritas sin ningún error posible a la gran estela de Marabor, para que fuesen adoradas y memorizadas.
Cuando la noche terminó Camir, Seliah y Varanaar descubrieron que todo su cargamento de ámbar azul había desaparecido, consumido por aquel fuego que no quemaba. Cuando el resto de la caravana despertó, todos ellos, gentes sencillas y servidores de Los Oyentes, quedaron fascinados con su relato. Dejando allí los carros vacíos cabalgaron con prontitud hacia las tierras de su clan y Los Oyentes narraron a su anciano líder lo que El Único les había desvelado. Pronto comprobaron que el anciano era un adorador de los demonios, tal como El Que Oculta El Rostro les había explicado; su devoción por los dioses era tan obstinada que cuando Los Oyentes le ofrecieron el camino de la palabra no quiso recorrerlo, de modo que se vieron obligado a empujarle hacia el camino de la espada.
Sabedores de que la influencia del anciano se extendía entre los nobles del clan, Los Oyentes dieron orden a sus hombres de que dispensasen a todos ellos el camino de la espada.
A partir de ese momento el fervor de Camir, Seliah y Varanaar les dio audacia para acometer una serie de ataques contra los otros clanes, a los que fueron asimilando por palabra o espada, hasta que, formando un poderoso ejército, se dirigieron a Marabor, que rindió sus puertas sin oponer resistencia.
Toda la tundra oriental de Antípoda, con sus enormes yacimientos de ámbar azul, está sometida de forma absoluta al poder que, desde Marabor, ejerce el Triple Culto. Las tierras de Nala y Astaria tan solo lo están por la coerción, el miedo, o el ánimo de medrar de sus dirigentes. En cualquier caso Antípoda está unida políticamente al poder de Marabor y el Triple Culto.
Camir, Seliah y Varanaar decidieron dotar a su fe de tres pilares, cada uno de ellos enfocado en una faceta y siguiendo un camino distinto para obtener sus objetivos finales. Esta organización fue pronto conocida como el Triple Culto. Camir sería La Mano, Seliah El Ojo y Varanaar La Boca.
Muchos serían los pesares que el Triple Culto llevaría a Nemus. Muchas las historias. Y mucho será el tiempo que tendremos para hablar de ellas más adelante.
Me encanta tío. Deseando estoy de tener más datos, para ubicar mis partidas de juegos fantásticos, en este universo tuyo.
ResponderEliminarEsa es la idea ;)
EliminarComo decía quiero tomármelo con calma. Poco a poco. Sin forzarme a escribir. Poniéndome a ello solo cuando me sienta inspirado y tenga las ideas claras.
Que, aunque no lo parezca, he tardado varias semanas en dar una salida interesante a esta parte del trasfondo sin ser demasiado evidente y esforzándome por evitar que cualquier hiperestésico pudiese sentirse herido :P
Ahhh que sería de un mundo sin fanáticos religiosos. Mola esta tierra de vikingos antárticos. Queremos mas de Nemus!! XD
ResponderEliminarSeguramente un lugar mejor. Pero imagino que los humanos son humanos en cualquier mundo y hay que intentar ser un poco realistas :P
EliminarEstupendástico :-)
ResponderEliminarCuanto más trasfondo, más fácil resulta pensar y diseñar relatos ;-)
Ya sabes, si tienes alguna duda sobre el canon (jajaja), me tienes a un email de distancia ;)
EliminarToda coincidencia con la realidad es pura coincidencia :P
ResponderEliminarExacto, la gente ve lo que quiere ver en todas partes ;)
EliminarEse triple culto me parece muy interesante: cuando piensas que te trae reminiscencias de cierta religión, se entremezcla con otras cosas para hacer dudar. Me gusta mucho :)
ResponderEliminarEl ámbar azul parece casi la piedra filosofal... Antibiótico, antifúngico, conservante, incienso... Sólo falta que también se pueda fumar :P
Hay muchas cosas ahí. Incluso un ligero olor a señor Smith si te fijas :P
EliminarYo no he dicho que no se pueda fumar ;)
Me has recordado aquel capítulo de South Park sobre los mormones: "Joseph Smith era muy listo, tan, tan, tan, tan, tan...." :P
EliminarAventuro que el ámbar azul pueda ser un derivado de la tetraciclina... ¿O es más del rollo de los midiclorianos? xD
Creo que la única razón por la que vemos al señor Smith como un personaje tan ridículo es porque está muy cerca en el tiempo. De haber predicado varios siglos antes podríamos encontrarnos con... bueno, no es difícil imaginar eso :P
EliminarEl ámbar azul viene a ser algo con puntos en común con el incienso y el oro negro.
Otra entrada genial. Enhorabuena!
ResponderEliminarGracias, Pauix :)
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