Anoche jugamos por fin a un juego que me tentaba poderosamente desde que vi imágenes de sus primeras betas: "Polis: fight for the hegemony".
Polis es un juego de mesa para dos jugadores en el que cada uno de ellos se pone a los mandos de Esparta o Atenas durante la Guerra del Peloponeso (aunque se pueden jugar escenarios ambientados en otros conflictos).
Aunque el juego tiene mucha lógica en las primeras partidas es muy difícil. También influye que fuesen ya unas horas más apropiadas para el sueño, y que tener de fondo el programa de cazafantasmas fantoches de ¿Discovery Max? no me ayudase mucho a entender las reglas. En todo caso, y después de la primera partida, creo que necesitaré otras cuantas para pillarle el tranquillo. Tal vez lo más complicado sea el sistema intercambio de productos en los mercados: una genialidad para establecer el valor de los trueques según la oferta y la demanda que te hace sentir un broker con clámide.
A pesar de lo que uno pueda intuir a primera vista el juego no es estrictamente bélico. Es un factor importante, desde luego, pero la miga del asunto está en la administración. Sobre todo dar de comer a tus ciudadanos (hola trigo de Egipto y Olbia) y aumentar tu prestigio. Y es que el juego lo gana quien, al terminar la partida, acumule mayor prestigio. Prestigio proveniente de una administración sabia, la contratación de intelectuales para que den clases y discursos en tu polis, y la realización de trabajos artísticos y de ingeniería.
El combate se efectúa mediante un pequeño mazo de cartas que simula el avance y retroceso de nuestros hoplitas en el campo de batalla. Está bien y, desde luego, es rápido, pero no pude evitar pensar lo extremadamente wonderfuloso que sería dejar las cartas a un lado y decidir el resultado de la batalla con una partida de DBA.
Personalmente la experiencia fue con Esparta y me fue muy mal. Casi todos los eventos aleatorios fueron un puntapié y me encontré Mesenia llena de gañanes enfurecidos. Con semejante follón en mi patio trasero tuve que jugar a solucionar los problemas domésticos y no pude hacer casi nada.
Al final la partida se decidió con una batalla entre los esclavos mesenios y los atenienses contra los espartanos que había sacado de mi polis y reunido a toda velocidad de territorios cercanos. No me fue muy bien (las cartas de batalla también me vinieron muy malas) y caí muy lamentablemente ante la chusma.
Es un juego bastante complicadete que solo recomendaría a quienes estén interesados en la historia griega. Ellos sin duda lo van a disfrutar intensamente; las sensaciones que transmite recogen a la perfección los acaeceres y modos de la desastrosa Guerra del Peloponeso.
Para los jugadores casuales o más interesados en juegos vainilla Polis resultará denso y complicado.
Otro contra del juego es que es bastante caro: alrededor de 45 euros. Como siempre esto es algo relativo; una caja de 10 gamusinos del espacio cuesta 30 euros y necesitarás multiplicar esa inversión por 10 para poder jugar tú solo, mientras que por 45 euros esto es un juego completo para dos jugadores.
Pero en cualquier caso, tal como están las cosas, poder destinar 45 euros a ocio lo convierte en algo objetivamente caro.
El gran punto a favor es que es un juego español. Creado en España e impreso en España. Y el precio del producto no deja de ser del rango por el que te intentan colocar cualquier otro juego del estilo fabricado por algún semiesclavo en China. Como siempre habrá gente a la que esto le importará un mojón (y así nos va) pero para mi es un factor determinante a la hora de plantearme adquirirlo.
Fotos robadas de Boargamegeek.
Polis es un juego de mesa para dos jugadores en el que cada uno de ellos se pone a los mandos de Esparta o Atenas durante la Guerra del Peloponeso (aunque se pueden jugar escenarios ambientados en otros conflictos).
Aunque el juego tiene mucha lógica en las primeras partidas es muy difícil. También influye que fuesen ya unas horas más apropiadas para el sueño, y que tener de fondo el programa de cazafantasmas fantoches de ¿Discovery Max? no me ayudase mucho a entender las reglas. En todo caso, y después de la primera partida, creo que necesitaré otras cuantas para pillarle el tranquillo. Tal vez lo más complicado sea el sistema intercambio de productos en los mercados: una genialidad para establecer el valor de los trueques según la oferta y la demanda que te hace sentir un broker con clámide.
A pesar de lo que uno pueda intuir a primera vista el juego no es estrictamente bélico. Es un factor importante, desde luego, pero la miga del asunto está en la administración. Sobre todo dar de comer a tus ciudadanos (hola trigo de Egipto y Olbia) y aumentar tu prestigio. Y es que el juego lo gana quien, al terminar la partida, acumule mayor prestigio. Prestigio proveniente de una administración sabia, la contratación de intelectuales para que den clases y discursos en tu polis, y la realización de trabajos artísticos y de ingeniería.
El combate se efectúa mediante un pequeño mazo de cartas que simula el avance y retroceso de nuestros hoplitas en el campo de batalla. Está bien y, desde luego, es rápido, pero no pude evitar pensar lo extremadamente wonderfuloso que sería dejar las cartas a un lado y decidir el resultado de la batalla con una partida de DBA.
Personalmente la experiencia fue con Esparta y me fue muy mal. Casi todos los eventos aleatorios fueron un puntapié y me encontré Mesenia llena de gañanes enfurecidos. Con semejante follón en mi patio trasero tuve que jugar a solucionar los problemas domésticos y no pude hacer casi nada.
Al final la partida se decidió con una batalla entre los esclavos mesenios y los atenienses contra los espartanos que había sacado de mi polis y reunido a toda velocidad de territorios cercanos. No me fue muy bien (las cartas de batalla también me vinieron muy malas) y caí muy lamentablemente ante la chusma.
Es un juego bastante complicadete que solo recomendaría a quienes estén interesados en la historia griega. Ellos sin duda lo van a disfrutar intensamente; las sensaciones que transmite recogen a la perfección los acaeceres y modos de la desastrosa Guerra del Peloponeso.
Para los jugadores casuales o más interesados en juegos vainilla Polis resultará denso y complicado.
Otro contra del juego es que es bastante caro: alrededor de 45 euros. Como siempre esto es algo relativo; una caja de 10 gamusinos del espacio cuesta 30 euros y necesitarás multiplicar esa inversión por 10 para poder jugar tú solo, mientras que por 45 euros esto es un juego completo para dos jugadores.
Pero en cualquier caso, tal como están las cosas, poder destinar 45 euros a ocio lo convierte en algo objetivamente caro.
El gran punto a favor es que es un juego español. Creado en España e impreso en España. Y el precio del producto no deja de ser del rango por el que te intentan colocar cualquier otro juego del estilo fabricado por algún semiesclavo en China. Como siempre habrá gente a la que esto le importará un mojón (y así nos va) pero para mi es un factor determinante a la hora de plantearme adquirirlo.
Fotos robadas de Boargamegeek.
Pues sí que es atrayente..! La verdad es que el tablero es una pocholada, y para los que nos gusta la historia griega da gusto verlo. Encuentro un punto a favor que sea sólo para 2 jugadores (en mi caso, no es fácil reunir a más gente para jugar, y aunque hay juegos con rango de 2 a varios jugadores, la partida a 2 siempre suele quedar manca por alguna razón). Lo malo que sea complicado: no me acostumbro a lidiar con juegos que me llevan toda una tarde aprender a jugar. Soy un poco lerdo pa' estas cosas (hasta me ha costado un poco entender el Condottiere, y eso que se supone es sencillito).
ResponderEliminarDesde luego el grafismo también hizo que me acercase al juego :)
EliminarSí, hay muchos juegos para varios jugadores en la colección, pero siempre acaban echándose de menos juegos que no se queden cojos si se juegan entre dos. Claro que con este también tienes que buscarte un oponente que le vaya el rollo.
Me pasó igual con el Condottiere ^^
Curioso. Tiene pinta de juego de recursos, ya que no veo demasiadas posibilidades de batalla estratégica.
ResponderEliminarSi es complicado...no me motiva demasiado.XD
Sí, es más de ser Pericles que un stratégos cualquiera :)
EliminarLa dificultad, bueno, es algo personal. Intuyo que a ti te resultaría más sencillo ;)