Sigo con mi ciclo de sandalias. Esta vez con una novela del escritor portugués Joao Aguiar sobre Sertorio. En principio la trama no tiene mucho misterio, y basta leer el título para saber de qué va a tratar.
Para darle color Aguiar utiliza tres puntos de vista durante la narración de los hechos. No de forma alterna, si no en tres partes diferenciadas. En la primera nos habla un filósofo griego, seguido de un militar romano y un guerrero lusitano.
Quizás esta sea una queja poco habitual, pero me ha parecido una novela muy corta. La primera parte (los -digamos- antecedentes) es bastante dilatada, mientras que la resolución bélica está levemente esbozada y concluida con excesiva rapidez.
Y es que, quien se acerque a este libro esperando una apasionada descripción de los hechos militares va a sentirse decepcionado. No es que no haya sangre al estilo Bernard Cornwell, es que las descripciones de batallas son prácticamente inexistentes, centrándose más en los movimientos tácticos (y estos, también, de forma bastante desapasionada). Vamos, "estuvimos acampados aquí dos días, pero como el enemigo avanzó a lo largo de la cuenca del río, levantamos y nos movimos rápido para tomar tal pueblo, que estaba en una posición ventajosa".
Uno de los rasgos de la obra es que está escrita por un autor portugués... y se nota. A pesar de que Sertorio se pasa su exilio moviéndose por las provincias españolas (sobre todo entre Huesca y Valencia, si atendemos a lo que nos dice Aguiar), las tribus celtíberas y levantinas están ligerísimamente bosquejadas, mientras que los lusitanos son guerreros de élite y con una fidelidad más allá de toda prueba (fidelidad, aun así, juiciosa e inteligente).
Otra de las características de este libro es que es muy gay. Mucho.
No es un problema, de hecho es un punto de originalidad; no tenemos un protagonista enamorado de la chica que quedó en el pueblo. Pero si alguien se siente incómodo con estas cuestiones queda avisado que aquí va a encontrar homosexualidad hasta límites insospechados.
Resulta que nuestro amigo el guerrero lusitano es un efebo bellísimo capaz de hacer dudar de su sexualidad hasta al más macho de entre los machos italianos. Ni uno ni dos. Aquí unos irán salidos y otros se enamorarán, al tiempo que nuestro personaje nada entre las aguas de los dos varones que juegan el papel más importante en su vida sexual y sentimental: el chulazo del que se enamora y aquel que tiene un punto y con el que se acuesta una noche de calentón.
Como decía a mi este rollo homo en una novela histórica me ha parecido original pero, considerando la intensidad, lanzo el aviso de que alguno podría sentirse muy escandalizado.
Como novela mala no es, pero es una pena que no haya sacado más partido de un guión tan suculento como la apasionante vida de Sertorio. Más pluma que gladium en todos los sentidos.
Y además un libro de Edhasa. La editorial famosa por sus desorbitados sobreprecios. No digo más.
Para darle color Aguiar utiliza tres puntos de vista durante la narración de los hechos. No de forma alterna, si no en tres partes diferenciadas. En la primera nos habla un filósofo griego, seguido de un militar romano y un guerrero lusitano.
Quizás esta sea una queja poco habitual, pero me ha parecido una novela muy corta. La primera parte (los -digamos- antecedentes) es bastante dilatada, mientras que la resolución bélica está levemente esbozada y concluida con excesiva rapidez.
Y es que, quien se acerque a este libro esperando una apasionada descripción de los hechos militares va a sentirse decepcionado. No es que no haya sangre al estilo Bernard Cornwell, es que las descripciones de batallas son prácticamente inexistentes, centrándose más en los movimientos tácticos (y estos, también, de forma bastante desapasionada). Vamos, "estuvimos acampados aquí dos días, pero como el enemigo avanzó a lo largo de la cuenca del río, levantamos y nos movimos rápido para tomar tal pueblo, que estaba en una posición ventajosa".
Uno de los rasgos de la obra es que está escrita por un autor portugués... y se nota. A pesar de que Sertorio se pasa su exilio moviéndose por las provincias españolas (sobre todo entre Huesca y Valencia, si atendemos a lo que nos dice Aguiar), las tribus celtíberas y levantinas están ligerísimamente bosquejadas, mientras que los lusitanos son guerreros de élite y con una fidelidad más allá de toda prueba (fidelidad, aun así, juiciosa e inteligente).
Otra de las características de este libro es que es muy gay. Mucho.
No es un problema, de hecho es un punto de originalidad; no tenemos un protagonista enamorado de la chica que quedó en el pueblo. Pero si alguien se siente incómodo con estas cuestiones queda avisado que aquí va a encontrar homosexualidad hasta límites insospechados.
Resulta que nuestro amigo el guerrero lusitano es un efebo bellísimo capaz de hacer dudar de su sexualidad hasta al más macho de entre los machos italianos. Ni uno ni dos. Aquí unos irán salidos y otros se enamorarán, al tiempo que nuestro personaje nada entre las aguas de los dos varones que juegan el papel más importante en su vida sexual y sentimental: el chulazo del que se enamora y aquel que tiene un punto y con el que se acuesta una noche de calentón.
Como decía a mi este rollo homo en una novela histórica me ha parecido original pero, considerando la intensidad, lanzo el aviso de que alguno podría sentirse muy escandalizado.
Como novela mala no es, pero es una pena que no haya sacado más partido de un guión tan suculento como la apasionante vida de Sertorio. Más pluma que gladium en todos los sentidos.
Y además un libro de Edhasa. La editorial famosa por sus desorbitados sobreprecios. No digo más.
Dios! Me has hecho mirar en la wikipedia quien era Sertorio. (Me sonaba a general romano rebelde, pero no sabía más.)
ResponderEliminarTe odio!XD
Ya he hecho más por la cultura que el Ministerio de Educación :D
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