Los asesinos del emperador es la nueva novela histórica de Santiago Posteguillo tras la exitosa trilogía sobre Escipión el Africano. Quienes disfrutaron de la saga ambientada en la Roma republicana sin duda lo harán también con esta novela.
La historia de Los asesinos del emperador gira en torno a la dinastía Flavia y termina con el ascenso de Trajano, primer emperador hispano. Sin duda tendremos menos batallas que en la saga de Escipión, pero se compensa teniendo de todo: conspiraciones, combates de gladiadores, venganzas... y sí, también algunas batallas, como la campaña de Domiciano contra los catos y la desastrosa incursión en Dacia durante el mandato de este.
La Wikipedia nos dice que Santiago Posteguillo estudió literatura creativa en la universidad de Denison... y se nota. Cuando nos paramos a mirar la novela con ojos críticos (de crítico, no puntillosos para sacarle faltas al asunto) nos damos cuenta del magnífico trabajo de ingeniería literaria que Posteguillo realiza en sus obras. Y es que, desde luego, la técnica de novelización del autor valenciano roza la perfección. Cualquiera que haya hecho un taller de literatura creativa (no, tampoco es necesario cursarlo en una universidad americana) se dará cuenta de que Posteguillo ha reunido todas las técnicas y las ha aplicado magistralmente.
Pero si en el apartado técnico Posteguillo brilla, en nivel -digamos- emocional no alcanza unas cotas de excelencia parejas. En su anterior saga de las Guerras Púnicas estaba centrado en la figura de Escipión y lo tenía más fácil (sin destacar notablemente) pero, al ser Los asesinos del emperador una novela coral este efecto destaca aun más.
¿Qué quiero decir con esto? Pues que los personajes de Javier Negrete se sienten vivos, los de Gore Vidal instrospectivos o Gillian Bradshaw nos los hace sentir entrañables, mientras que a los de Posteguillo les falta algo.
Aunque -como decía- técnicamente no se les puede reprochar nada, de algún modo los personajes de Posteguillo parecen carecer de alma. Se mueven, piensan y actúan con sentido, pero les falta una chispa que les haga parecer vivos.
Esta es la punta que le sacaría a sus novelas si he de ponerme en plan Harold Bloom. Curiosamente es en los capítulos o párrafos donde nos narra desde el punto de vista de un perro donde más vida consigue darle al personaje. De hecho son ciertamente magníficos y de gran emotividad.
Cabe también destacar el gusto con el que autor saber narrar ciertas escenas sexuales escabrosas; no les niega la importancia narrativa que requieren, pero evita caer en el morbo explícito para atraer la horrorizada fascinación del lector.
Del mismo modo hace gala de ese gusto exquisito para mostrar la homosexualidad de algunos personajes con naturalidad y humanidad. Un diez para él en estos asuntos.
También cabe destacar la documentación (y los apéndices) que es intachable. Ningún aficionado a la Historia se llevará las manos a la cabeza en el transcurso de la lectura de este libro.
Los asesinos del emperador es un señor tocho de más de mil páginas, por lo que leerlo en forma de libro tradicional en papel es un suplicio. Sí, a pesar de todo el fetichismo del tacto, el olor y razones similares. Leerlo cómodamente en un eBook de unos gramos no tiene color.
A pesar de que el tamaño puede intimidar lo cierto es que se lee muy bien y es muy amena (vamos que, como decía, técnicamente se acerca mucho a la perfección), aunque entendería que pudiese asustar a quienes por primera vez se acercasen a la novela histórica.
En cualquier caso es recomendable para quienes disfruten con las novelas de sandalias y quienes quieran leer un buen libro sobre gladiadores, que tan de moda están últimamente.
La historia de Los asesinos del emperador gira en torno a la dinastía Flavia y termina con el ascenso de Trajano, primer emperador hispano. Sin duda tendremos menos batallas que en la saga de Escipión, pero se compensa teniendo de todo: conspiraciones, combates de gladiadores, venganzas... y sí, también algunas batallas, como la campaña de Domiciano contra los catos y la desastrosa incursión en Dacia durante el mandato de este.
La Wikipedia nos dice que Santiago Posteguillo estudió literatura creativa en la universidad de Denison... y se nota. Cuando nos paramos a mirar la novela con ojos críticos (de crítico, no puntillosos para sacarle faltas al asunto) nos damos cuenta del magnífico trabajo de ingeniería literaria que Posteguillo realiza en sus obras. Y es que, desde luego, la técnica de novelización del autor valenciano roza la perfección. Cualquiera que haya hecho un taller de literatura creativa (no, tampoco es necesario cursarlo en una universidad americana) se dará cuenta de que Posteguillo ha reunido todas las técnicas y las ha aplicado magistralmente.
Pero si en el apartado técnico Posteguillo brilla, en nivel -digamos- emocional no alcanza unas cotas de excelencia parejas. En su anterior saga de las Guerras Púnicas estaba centrado en la figura de Escipión y lo tenía más fácil (sin destacar notablemente) pero, al ser Los asesinos del emperador una novela coral este efecto destaca aun más.
¿Qué quiero decir con esto? Pues que los personajes de Javier Negrete se sienten vivos, los de Gore Vidal instrospectivos o Gillian Bradshaw nos los hace sentir entrañables, mientras que a los de Posteguillo les falta algo.
Aunque -como decía- técnicamente no se les puede reprochar nada, de algún modo los personajes de Posteguillo parecen carecer de alma. Se mueven, piensan y actúan con sentido, pero les falta una chispa que les haga parecer vivos.
Esta es la punta que le sacaría a sus novelas si he de ponerme en plan Harold Bloom. Curiosamente es en los capítulos o párrafos donde nos narra desde el punto de vista de un perro donde más vida consigue darle al personaje. De hecho son ciertamente magníficos y de gran emotividad.
Cabe también destacar el gusto con el que autor saber narrar ciertas escenas sexuales escabrosas; no les niega la importancia narrativa que requieren, pero evita caer en el morbo explícito para atraer la horrorizada fascinación del lector.
Del mismo modo hace gala de ese gusto exquisito para mostrar la homosexualidad de algunos personajes con naturalidad y humanidad. Un diez para él en estos asuntos.
También cabe destacar la documentación (y los apéndices) que es intachable. Ningún aficionado a la Historia se llevará las manos a la cabeza en el transcurso de la lectura de este libro.
Los asesinos del emperador es un señor tocho de más de mil páginas, por lo que leerlo en forma de libro tradicional en papel es un suplicio. Sí, a pesar de todo el fetichismo del tacto, el olor y razones similares. Leerlo cómodamente en un eBook de unos gramos no tiene color.
A pesar de que el tamaño puede intimidar lo cierto es que se lee muy bien y es muy amena (vamos que, como decía, técnicamente se acerca mucho a la perfección), aunque entendería que pudiese asustar a quienes por primera vez se acercasen a la novela histórica.
En cualquier caso es recomendable para quienes disfruten con las novelas de sandalias y quienes quieran leer un buen libro sobre gladiadores, que tan de moda están últimamente.
Vale, esto está muy bien...Pero ¿Para cuando vamos a saber lo que estáis tramando la Sra. de Endakil y tu comprando textiles de lo más extraño?
ResponderEliminarYo soy inocente de todos los cargos. Es cosa suya, haciéndose un cosplay de su PJ en la campaña de Pathfinder.
EliminarY luego los frikis somos nosotros :P
Mi pareja me regaló éste libro en Sant Jordi de este año y me lo he leído éste verano. A mi me gustó el libro no se me hizo nada pesado y para gente aficionada a la historia o que le guste es una buena novela!
ResponderEliminar:D
Desde luego está muy bien escrito.
EliminarTal vez no como para recomendar a alguien que se acerque por primera vez a la novela histórica por el único hecho de que el tamaño asusta un poco :D
Estoy aproximadamente en la mitad del libro. La verdad es que siempre me ha interesado la historia novelada, y aún tengo pendiente, en mi blog, comentar varios libros.
ResponderEliminarEl caso es que yo hubiese sido incapaz de expresar tan bien como tú una crítica de este libro.
A mi me está gustando. Muchos personajes, muchas situaciones, pero es muy ameno de leer. Comienza lentamente, pero luego mejora de manera espectacular, con mucho ritmo.
En cuanto a los contras, sólo le veo uno: es un tocho que pesa medio kilo, casi imposible de leer en transporte público, así que lo mejor es leerlo, como yo lo estoy haciendo, en un ebook: engancha.
Para quien sea capaz de renunciar a fetichismos (que si el olor del papel, que si el tacto...) y realmente le guste la lectura un ebook es una de las mejores inversiones posibles.
EliminarLo "malo" es que se derriban las barreras de los precios (hola Edhasa) y uno tiente tanto donde elegir que no sabe por donde empezar. Así que si te pones a hacer críticas en tu blog estaré encantado ;)