Hace unos días terminé la lectura de El Mundo y sus Demonios, de Carl Sagan.
Es un tipo que me resulta muy simpático y, ciertamente, su serie Cosmos ha conseguido emocionarme cada vez que la he visto.
Bastará con hacer una búsqueda rápida en Google para comprobar con qué entusiasmo se recomienda este libro. Y ciertamente es un buen libro; una obra de divulgación cercana y asequible para todos los públicos.
Los demonios que se citan en el título son todas aquellas taras que dificultan el desarrollo de la ciencia y lastran la evolución cultural del ser humano. Sagan no teme señalar con determinación al militarismo, las religiones dogmáticas, las supercherías o los nacionalismos como algunas de lacras de nuestra sociedad.
No es -dicho esto- un libro que vaya a sentar demasiado bien a cualquiera que se vea identificado en uno de esos demonios. Un buen ejemplo puede encontrarse en una entrada que escribí para ¡Cargad! donde, citando unas líneas de esta obra, numerosos lectores confirmaron las palabras de Sagan.
No está de más señalar que, aquellos que hayan visionado Cosmos, encontrarán muchos de los principios que Sagan mencionaba allí reflejados en este libro.
Por otra parte también hay que resaltar que buena parte del texto se centra en combatir demonios de casi exclusividad norteamericana; como los creacionistas, la política militar yankee, o los diversos grupos de fundamentalistas cristianos.
Un libro, en resumen, ameno, de fácil lectura, y recomendable para todo el mundo. Aunque no a todo el mundo sentará bien. Advertidos quedáis ;)
Es un tipo que me resulta muy simpático y, ciertamente, su serie Cosmos ha conseguido emocionarme cada vez que la he visto.
Bastará con hacer una búsqueda rápida en Google para comprobar con qué entusiasmo se recomienda este libro. Y ciertamente es un buen libro; una obra de divulgación cercana y asequible para todos los públicos.
Los demonios que se citan en el título son todas aquellas taras que dificultan el desarrollo de la ciencia y lastran la evolución cultural del ser humano. Sagan no teme señalar con determinación al militarismo, las religiones dogmáticas, las supercherías o los nacionalismos como algunas de lacras de nuestra sociedad.
No es -dicho esto- un libro que vaya a sentar demasiado bien a cualquiera que se vea identificado en uno de esos demonios. Un buen ejemplo puede encontrarse en una entrada que escribí para ¡Cargad! donde, citando unas líneas de esta obra, numerosos lectores confirmaron las palabras de Sagan.
“Todos tenemos en gran estima nuestras creencias. Son definitorias hasta cierto punto. Cuando aparece alguien que desafía nuestro sistema de creencia porque considera que la base no es buena —o que, como Sócrates, se limita a hacer preguntas molestas que no se nos habían ocurrido o nos demuestran que hemos escondido bajo la alfombra las presunciones subyacentes clave— se convierte en mucho más que una búsqueda de conocimiento. Lo sentimos como un ataque personal.”
No está de más señalar que, aquellos que hayan visionado Cosmos, encontrarán muchos de los principios que Sagan mencionaba allí reflejados en este libro.
Por otra parte también hay que resaltar que buena parte del texto se centra en combatir demonios de casi exclusividad norteamericana; como los creacionistas, la política militar yankee, o los diversos grupos de fundamentalistas cristianos.
Un libro, en resumen, ameno, de fácil lectura, y recomendable para todo el mundo. Aunque no a todo el mundo sentará bien. Advertidos quedáis ;)
Gran libro, gran entrada en ¡Cargad!, grande la polémica y grandes los demonios, no solo en USA, sino también en la vieja Iberia.
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