Anoche terminé Salamina, de Javier Negrete.
Veredicto: Imprescindible.
Desde mi punto de vista, uno de los tres mejores autores de novela histórica, una de las tres mejores novelas históricas y, con total seguridad, el mejor autor español vivo. Ahí queda eso.
La verdad es que, aunque suene propio de mis extremismos, puedo decir que no he leído nunca un libro igual. La forma de narrar de Negrete es maravillosa, el modo en que hace que la historia fluya por si sola, calmadamente en los llanos y de forma trepidante en los rápidos. Los retratos que hace de los personajes son excepcionales, llenándolos de matices y dibujando sus carácteres y su forma de pensar remarcando los por qués.
Y las batallas, ¡qué decir de las batallas!; uno casi puede sentir el peso del hoplón, la presión del escudo del compañero empujando en la espalda, oír el retumbar de la caballería, notar quebrarse las lanzas con el impacto, escuchar la sangre retronando en los oídos dentro del casco...
Y otro tanto en las batallas navales. Nunca me llamaron especialmente, pero la narración de Salamina me ha dejado boquiabierto. El dibujo táctico es excepcional, y uno no puede evitar sentir en el estómago el bamboleo de la nave, los salpicones de espuma en la cara y los violentos crujidos de la madera en los oídos mientras tu barco hunde con furia su espolón en el enemigo.
Imprescindible, si, para los helenófilos, los aficionados a la novela histórica y los amantes de la buena literatura.
Veredicto: Imprescindible.
Desde mi punto de vista, uno de los tres mejores autores de novela histórica, una de las tres mejores novelas históricas y, con total seguridad, el mejor autor español vivo. Ahí queda eso.
La verdad es que, aunque suene propio de mis extremismos, puedo decir que no he leído nunca un libro igual. La forma de narrar de Negrete es maravillosa, el modo en que hace que la historia fluya por si sola, calmadamente en los llanos y de forma trepidante en los rápidos. Los retratos que hace de los personajes son excepcionales, llenándolos de matices y dibujando sus carácteres y su forma de pensar remarcando los por qués.
Y las batallas, ¡qué decir de las batallas!; uno casi puede sentir el peso del hoplón, la presión del escudo del compañero empujando en la espalda, oír el retumbar de la caballería, notar quebrarse las lanzas con el impacto, escuchar la sangre retronando en los oídos dentro del casco...
Y otro tanto en las batallas navales. Nunca me llamaron especialmente, pero la narración de Salamina me ha dejado boquiabierto. El dibujo táctico es excepcional, y uno no puede evitar sentir en el estómago el bamboleo de la nave, los salpicones de espuma en la cara y los violentos crujidos de la madera en los oídos mientras tu barco hunde con furia su espolón en el enemigo.
Imprescindible, si, para los helenófilos, los aficionados a la novela histórica y los amantes de la buena literatura.
Gracias por la reseña, no conocía este libro. Lo buscaré.
ResponderEliminarVaya, estaba cotilleando tu blog (que está muy bien)y me ha llamado la atención este post, por Salamina.
ResponderEliminarHace nada me tocó comentar en público un poema de Carles Riba, que empezaba: "Glòria de Salamina vermella en el mar a l'aurora!" Y claro, para comentarlo me tocó buscar información sobre la historia de Grecia.
A ver si me pillo el libro, que parece interesante!