Una Espada al Atardecer, de Rosemary Sutcliff

Una Espada al Atardecer es uno de los libros más tristes que he leído. Quiero empezar esta reseña así, porque es el sentimiento más fuerte que uno extrae de esta novela. Los propios hechos, el tono, el fatalismo y la sensación de mundo crepuscular (expresada muy acertadamente en el propio título) convierten en esta obra en algo que marca.

Rosemary Sutcliff fue una escritora inglesa fundamentalmente de novela histórica, tanto juvenil como para adultos. Su serie más conocida (y que tenemos casi completamente traducida al español) es una saga sobre la familia romana Aquila en Britania, desde las peripecias de la Novena Legión (de la cual hay una película), hasta que esta va difuminándose tras la partida de las legiones de la isla. De esta serie reseñé en su día Los Guardianes de la Luz y Los Lobos de la Frontera. En cualquier caso toda la serie al completo es altamente recomendable y, aunque es una serie juvenil, la autora trata a los jóvenes como personas, así que cualquier adulto la encontrará muy disfrutable.



Una Espada al Atardecer es una obra interesantemente ligada al trabajo previo de Sutcliff; aunque es una novela completamente independiente podremos ver a algunos descendientes de la familia Aquila como personajes muy secundarios. Para quien entre nuevo en este libro no supondrá nada reseñable, pero es un guiño muy entrañable para los que seguimos la saga de los Aquila.
Eso sí, este libro ya es completamente adulto. Duro y crudo.

Sutcliff se propuso narrar las hazañas de Arturo en su versión más purista -es decir- ciñéndose a los primeros textos y apartando las fuentes medievales (particularmente las francesas). Así pues nos encontramos con un Artos britano-romano, descendiente de nobles galeses por parte de madre y de romanos por parte de padre. Concretamente se le menciona como sobrino de Ambrosio Aureliano y bisnieto del mismísimo Magno Máximo.
En términos generales esto se refiere a que Lancelot va fuera y Bedwyr (Belvedere) gana protagonismo recuperando las "líneas" robadas por Lancelot. En cuanto a Merlín... tampoco está Merlín. Y, del mismo modo, la autora se esmera en explicar por qué las primeras crónicas calificaban a Arturo como enemigo de la Iglesia, o cómo fue aquello de que combatió en Badon Hill acarreando la imagen de la Virgen. Incluso ese detalle entre erótico y romántico de la espada entre los cuerpos. Y, desde mi punto de vista, lo hace de una forma muy inteligente, con todo el sentido, y haciendo que las piezas encajen.
En este sentido Una Espada al Atardercer es una obra que será profundamente apreciada por todos aquellos que somos muy aficionados a la Materia de Britania; Sutcliff nos regaló un libro brillante lleno de ingeniosos huevos de pascua.


En términos puramente literarios no puedo dejar de destacar la absoluta belleza del texto. Maravillosamente escrito, con una sensibilidad arrebatadora y un estilo que muchas veces recuerda al mejor Tolkien (creo que cualquier aficionado a la obra de Tolkien disfrutará mucho este libro).
Los personajes traspasan las páginas con su impresionante profundidad. Destacaría, sobre todo, su humanidad; antes de que se pusiesen de moda los personajes grises Sutcliff ya nos regala un elenco lleno de matices, no solo evidenciando que no hay buenos y malos, si no sumergiéndonos en sus conciencias, mostrándonos sus dilemas morales y sus traumas.
En este plano humano me ha llamado mucho la atención cómo, siendo un libro de 1963, Sutcliff nos presenta una pareja homosexual completamente normalizada. No solo normalizada, si no que su historia de amor es verdaderamente hermosa, con evidentes guiños a la antigüedad clásica.

El otro punto que me parece magistral es la estructura de la novela en dos partes. La primera es esperanzadora, llena de planes y preparativos y, justo hacia la mitad exacta del libro, como si de un solsticio se tratase, el tono cambia. La segunda mitad se oscurece de una forma radical y se torna fatalista, deprimente y trágica. Es el curso clásico del Ciclo Artúrico pero, el modo en el que hace el giro, deja al lector sin aliento.
Aunque hermoso hasta un punto lírico, la sensación de tristeza puede llegar a conmocionar al lector. Me parece algo extraordinario, un talento equiparable al mítico de los bardos: la autora es capaz de transferir emociones al alma de lector. Pero aun así he de advertir que la lectura es francamente intensa -por no decir dura- en términos psicológicos.

En cuanto a la acción (ya que muchos podrían acerarse a esta novela buscando eso) está presente de forma continua; la trama va siguiendo una por una todas las campañas de Arturo, incluida la que le llevó más allá del Muro de Adriano, y hay un par de batallas narradas de forma detallada y vívida.
Pero, ante todo, Una Espada al Atardecer es sobresaliente en lo que se refiere a la descripción de la logística bélica. Las labores administrativas, la gestión de recursos, las líneas de suministros... están detalladas de un modo pocas veces visto con anterioridad. La autora sabe transmitirnos la realidad tecnológica y económica de un periodo justamente calificado como Edad Oscura, y hace que sepamos apreciar el fabuloso tesoro que es una cota de malla.


Si tuviese que ponerle un pero a Una Espada al Atardecer tal vez sea lo excesivamente romántica que es con la religión en ese periodo. No creo que el cristianismo, el culto a Mitra y los "antiguos dioses" conviviesen de una forma tan fluida, si es que llegaron a hacerlo de una forma significativa a esas alturas de la Historia. Pero hay que reconocer que es una licencia que queda bien.

En cualquier caso me parece una novela maravillosa. Hasta el punto de considerarla de compra obligatoria. Desde luego es imprescindible para todo aficionado al Ciclo Artúrico y, posiblemente, la mejor entre las "realistas". El lector de novela histórica la disfrutará enormemente. Incluso el seguidor de novela fantástica la encontrará fascinante, aunque no hay nada de magia en ella.
Eso sí, no puedo dejar de mencionar que es una obra muy triste, realmente conmovedora.

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