Escenografía: manta como tapete de juego

 Si empezasteis a jugar wargames hace varias décadas tal vez recordéis el consejo de usar una manta como superficie de juego (con libros debajo para representar colinas). Pues bien, he cogido esa idea y le he dado un par de vueltas.

 

Este proyecto surgió a partir de los numerosos tutoriales que pueden encontrarse en los que se usa tela de peluche para crear tapetes de juego. No es el material más barato, y la preparación previa tampoco es excesivamente sencilla, así que le di vueltas al modo de desarrollar esa idea por otras vías. En una vista a una tienda Pepco encontré una manta de 130x170cm por 5€; tenía buena pinta y el precio me pareció bueno, así que decidí pasar de lo abstracto a lo concreto. En esa misma tienda compré unos enormes botes de pintura acrílica por 1,30€ la unidad, concretamente dos botes de pintura verde, uno negro, uno blanco y uno amarillo. Esa sería la base del proyecto con una inversión de 11,5€.

A pesar de tener una borrosa idea del objetivo no tenía ninguna certeza de cómo iba a resultar, pero el presupuesto me pareció razonable para aceptar la apuesta.

La primera parte consistió en darle tridimesionalidad al tapete. No había comprado tela de peluche, pero sí tenía forros de abrigos viejos (de los que he usado para hacer los tejados de paja de mis casitas), e incluso trozos de unas viejas zapatillas. Recorté varias formas de diversos tamaños con los distintos materiales y texturas que tenía para representar zonas de hierba más alta. Una vez había cortado unos 40 trozos me dispuse a unirlos a la manta. Quizás el pegamento textil habría servido pero, para asegurarme, opté por coserlos. No ha sido tan terrible como parecía, aunque sí que requirió una gran cantidad de tiempo. De cualquier modo me ha parecido un paso interesante y, sin duda, diferente, porque tenía la sensación de estar trabajando en un cosplay en lugar de en un elemento de escenografía.

El tapete en el tendedero con la "capa base"

 

Una vez terminados de coser los parches me dispuse a pintar todo el tapete. Usé una de las pinturas verdes para cubrir toda la superficie. La manta en sí era verde, de un tono muy bonito, y no resultó difícil. Los parches de forro eran todos de varios tonos de gris/gris azulado, excepto algunos verdes oscuros, por lo que en esta parte del proceso el contraste de las diversas superficies pintadas quedaba un poco raro.

Colgué el tapete en el tendedero y dejé que se secase bien antes de continuar.

Después usé algunas de las pinturas de arte que uso también para miniaturas para crear efectos de "aguas" sobre la base verde básica. Fundamentalmente recurrí a varios verdes y un poco de turquesa. Todo ello lo hice aplicando los acrílicos directamente del bote, sin aguarlos ni hacerles pincel seco. El procedimiento se reduce a brochazos difuminados usando un peine.

Terminé ese paso, que creía final, por la noche, pero no me quedé satisfecho con el resultado. Aunque mientras estaba pintándolo lo veía bien, cuando me alejé y puse un elemento de escenografía encima para apreciar el efecto descubrí que me había quedado demasiado oscuro y cualquier cosa que colocara sobre el tapete se vería chillona y poco integrada. Pero, como era muy tarde, lo dejé secándose y esperé al día siguiente para intentar solucionarlo.

La solución fue más sencilla de lo que llegué a temer: luces. Dado que el efecto de aguas de distintos tonos ya rompía la monotonía de la superficie, simplemente añadí algunos puntos donde mezclé verde y amarillo y apliqué una suerte de pincel seco (sin limpiar la brocha sobre una superficie, pero aplicándola con una presión sutil) desde verde-amarillo, a amarillo y, finalmente, amarillo-blanco en las zonas de hierba alta. El resultado ha sido muy superior al que me encontré al terminar el trabajo la noche anterior y el efecto final me ha dejado satisfecho.

Sí he visto, como decía, aficionados que han hecho tapetes con tela de peluche pero, a pesar de que estuve buscando por internet, no encontré a nadie que hubiese trabajado con una manta, así que este proyecto lo realicé con cierto espíritu pionero y con el propósito de publicarlo aquí. Es decir, descubrir si algo así era posible y compartirlo (independientemente del resultado al que hubiese llegado) con la comunidad de aficionados.

El resultado podéis verlo vosotros mismos. Como apuntes:

- Podéis usar trozos de otras mantas o cualquier tejido interesante para realizar los parches. En esta prueba yo utilicé también trozos de otra manta que ya tenía cortada.

- Si vais a hacer un tapete usando esta técnica proteged la superficie de trabajo. Yo usé un hule viejo. La pintura no calará en toda la superficie, pero en algunos puntos donde la brocha caiga más cargada o ejerzáis mayor presión sí traspasará de parte a parte. El resultado por el revés tiene algún punteado de pintura.

- La longitud de las fibras de la manta dan un buen aspecto de pasto y los parches de forro/peluche sí dan bien el pego como zonas de hierba alta. Las miniaturas se sostienen perfectamente sobre la parte de manta, se mantienen bien en la zona de los parches, y requiere aposentarlas si la peana se queda entre ambas superficies (esto varía según la zona, el tamaño de la peana y el peso, pero no suele haber problemas).

- Para un juego de batallas por regimientos en el que los jugadores van a empujar unidades o bandejas de movimiento no recomendaría esta solución, porque la fricción sería un lastre para el desarrollo de la partida, pero en juegos de escaramuzas en el que para mover una miniatura el jugador la tomará, la levantará y volverá a aposentarla, va genial.

- Si no ponéis muchos parches el resultado abultará poco más que la manta original en sí misma. Yo utilicé unos 40 parches y tampoco abulta mucho más. Así pues no ocupa demasiado a la hora de guardarla.

- No va a ser un tapete lavable, por lo que no aconsejaría jugar con refrescos o aperitivos pringosos cerca.

Miniatura sobre hierba alta

Miniatura parcialmente sobre hierba alta