Los Héroes, de Joe Abercrombie

Una batalla en 888 páginas. No me digáis que eso no despierta tanta suspicacia como curiosidad.
Después de haber leído las obras previas de Abercrombie (reseñas aquí y aquí) se había ganado suficiente crédito como para atraerme a su quinta novela, ambientada también en El Círculo del Mundo.

Si en La Primera Ley Abercrombie reinterpretaba el género épico fantástico (con su grupo de aventureros y todo) y en La Mejor Venganza nos mostraba un thriller de acción y fantasía medieval, con Los Héroes nos lleva hasta un género bélico teñido de Senderos de Gloria con introspecciones a lo La Delgada Línea Roja. Algo que, a todas luces, no puede ser malo.

Los Héroes recurre al recurso de La Mejor Venganza, tomando personajes secundarios y elevándolos a la categoría de protagonistas. Del mismo modo seremos testigos de los ecos de los hechos acontecidos en los libros anteriores. No es imprescindible haberlos leído, pero si os animáis con el orden de las novelas disfrutaréis mucho más de las referencias y las líneas argumentales que se van filtrando a lo largo de las páginas.

Por hacer una breve sinopsis diremos que, tras los acontecimientos de anteriores novelas, Adua se ve envuelta en un conflicto con los norteños. El conflicto lleva mucho tiempo enquistados y, casi de forma tácita, ambos bandos acaban encontrándose en un lugar de escaso valor estratégico para solucionar la situación de una vez por todas con una batalla monumental y definitiva. Tanto unos como otros han hecho sus planes y guardan sus ases en las mangas, presumiendo que esa batalla pondrá fin a la guerra.
A lo largo de esas 888 páginas se desarrollan dos (¡2!) días de batalla. Como imagináis la cosa va mucho más allá de contar como avanzan estos y aquellos gráficos por el mapa.

Como es habitual en el género en estos tiempos la narración se desarrolla mediante PoVs (points of view, puntos de vista). Ya no hay un narrador omnisciente que nos lo relate desde la lejanía y a vista de águila. Abercrombie utiliza este recurso para llevarnos de la reunión oficiales llena de presunción y politiqueo, hasta la cháchara intrascendente (¡o no!) de los soldados cavando trincheras.
Este recurso, ya conocido y previamente disfrutado en anteriores novelas, alcanza aquí una velocidad de crucero inesperada en el transcurso de las batallas. Abercrombie nos arroja a ellas no como si estuviésemos viendo una película, si no como si estuviésemos experimentando un videojuego en primera persona... con peculiaridades endiabladas.
Me explico. El autor nos pone en el punto de vista de un personaje, con sus miedos y ambiciones, en medio de la batalla, escondidos tras nuestro escudo o dando mandobles en plan berserker. De pronto nuestro personaje cae abatido, con el yelmo partido en dos y una buena ración de gore. En ese momento la cámara da un salto y pasamos al personaje que lo abatió; apoyamos el pie para intentar arrancar nuestra espada del casco destrozado y barremos a otro enemigo de un golpe de escudo. Nos giramos para gritar a nuestros hombres que avancen, solo para comprobar que no podemos gritar porque una flecha acaba de atravesarnos la garganta... momento en el que pasamos a ver la acción desde los ojos del arquero enemigo.
En resumen: una genialidad trepidante. El desarrollo de la acción es arrollador. Inconmensurable.

Los Héroes no es, como por otra parte cabría esperar, una exaltación de la gloria militar. Más bien al contrario. Aquí compartimos el miedo, la espera, el barro, las tripas que se aflojan, la pequeña mezquindad de los humildes, la gran mezquindad de los poderosos. Y por supuesto sangre y tripas a cholón. Todo ello sin buenos ni malos, por supuesto.
Y ya que la acción nos lleva a uno y otro bando nos muestra como los hombres son hombres, con individuos mejores o peores en todas partes, sin importar sus razones o la lengua que hablen.


En cualquier caso, aunque lo que más se destacaría de este autor sea el gore (y el folleteo) personalmente lo que más me impacta es su visión del mundo. Una visión horripilantemente realista, tal como mencionaba en las reseñas anteriores. No, aquí no tenemos un Señor Oscuro que es malísimo. Aquí tenemos un sistema capitalista que no dudará en mandar a miles de hombres a regresar al barro en guerras absurdas para ampliar mercados. O a un sistema teocrático buscando más esclavos morales para su fe.
Y es que, como en el mundo real, aquí el banco no se presenta a las elecciones, si no que escogerá a un pelele para gobernar en su nombre mientras una masa de tontos útiles dan palmas.
Devastadoras, una vez más, las páginas finales de la novela, donde Abercrombie retira la pantalla de DM y nos enseña qué estaba pasando en realidad.

La Mejor Venganza me pareció una obra muy divertida, aunque tal vez esta sea mejor en términos generales. En cualquier caso, tanto una como otra me parecen superiores a La Primera Ley.

Y por citar un punto negativo, algo que no es culpa del autor: la traducción. En sí está bien, pero hay algo incomprensible que estropea mucho el tono de la novela en lo tocante a los hombres del norte. Estos individuos tienen, además de su nombre propio, un "mote de guerra" que se ganan cuando han realizado una gran hazaña. Los personajes que ya aparecían en anteriores novelas tienen sus nombres traducidos tal como los conocíamos: Escalofríos, Negro, Sanguinario... pero sucede que muchos de los nuevos personajes tienen su apodo sin traducir (Wonderful, Flood, Hardbread...). No tengo ni idea por qué el traductor hace esto, no le veo sentido alguno y queda fatal, formando un spanglish espantoso. Yo lo revisaría en futuras ediciones, la verdad.

Comentarios

  1. Recuerdo que me pillé este en Asturias hace unos años y lo devoré a la velocidad del sonido. Aunque por esos días la Primera Ley apenas me duró dos semanas, examenes mediante.

    Aunque no comparto cosas con el autor realmente me encanta como escribe y este libro es, como bien has dicho, trepidante, sucio, duro y cruel. A mi me encantó.

    Ya solo te queda Tierras Rojas. A mi es el que más me gustó de la 'segunda trilogía que no es trilogía' pero porque soy un enamorado de los westerns. Ya dirás que te parece.

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    1. Lo tengo pendiente.
      Al no ser esta "segunda trilogía" una trilogía como tal voy intercalando otras lecturas, porque el grimdark ominoso puede llegar a saturar.

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  2. Los de la primera ley estaban chulos, pero te voy a decir que a veces el giro oscurantista que les dá a los personajes es demasiado artificial. Los humaniza, los dota de motivaciones.... y en un puñado de páginas vuelven a ser los animales de siempre. O a estar muertos.

    Pero sí, de lo mejor que ha salido en fantasía en los últimos años. De todas formas, la influencia de juego de tronos es muy palpable por aquí.

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    1. Creo que Abercrombie juega mucho a remarcar la futilidad, ese "algunos nunca cambiarán". Sí, es muy grimdark, pero es interesante leer caminos de redención que se truncan. En eso aporta mucha originalidad.

      El canon ha pasado de Tolkien a Martin, desde luego. Para los personajes y las motivaciones no está mal, pero sí echo de menos la atmósfera evocadora de Tolkien.

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  3. Esta novela llegó a mi por casualidad y la verdad es que me sorprendio muy gratamente. Me gustó mucho los distintos puntos de vista de un mismo enfrentamiento bélico y lo extrapolables que son esas maneras de verlo a cualquier conflicto actual. El hecho de que haya muchos personajes (principales o no) y que puedan morir en cualquier momento, en mi opinión, lo mejora, lo hace más creible y sorprendente.

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    1. Posiblemente esa sea otra (muy buena) herencia de Martin. Antes dábamos por supuesto que el héroe acabaría superando todos los peligros y consiguiendo su premio. En la novela de fantasía actual estamos en una tensión continua por si a la vuelta de página el autor se carga a uno de nuestros favoritos.

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  4. Me apunto la recomendación, no he leído nada de Abercrombie, pero pinta bien.

    No soy muy de grimdark, pero de vez en cuando un poco de “realismo sucio” apetece. Al final supongo que lo importante es que el libro esté bien escrito, más allá de la corriente que impere en ese momento, y por lo que comentas Abercrombie es original en su planteamiento. Probablemente, dentro de algún tiempo aparecerá una obra bien escrita que “vuelva al estilo clásico de la fantasía”, cambiará la moda y aparecerán de nuevo escritores que imiten este estilo.

    Hace tiempo pensaba que la ambientación de fantasía medieval era completamente válida para contar historias más propias de otros géneros, tal y como sucede con la ciencia-ficción. ¿Por qué no contar una historia detectivesca o tipo policiaco con un escenario medieval o como un western? Hoy en cambio me parece que el grimdark en la fantasía abusa de arquetipos que parecen sacados de historias de género negro, y que en estos libros de fantasía hay poco de “fantástico”. Da la sensación de que necesitamos personajes cínicos, traidores, y materialistas con los que podamos identificarnos (¡!) o al menos que consideremos creíbles, porque quizá somos tan mediocres que no aceptemos que pueda existir una criatura fantástica como un elfo tolkeniano capaz de mostrar una bondad y un desinterés puro.

    Nos cuesta menos aceptar la existencia de un dragón en un relato que un personaje de alienación extrema (buena o mala), lo cual quizá diga mucho de nuestra propia naturaleza y vulgaridad.

    Pero como digo, de vez en cuando viene bien una dosis de cinismo y violencia. :)

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    1. Supongo que la fantasía "blanca" -por llamarla de alguna forma- acabará volviendo. Al final todas las corrientes son cíclicas (o en espiral, como me decían hace unos días) y, como en realidad todo está inventado, al buscar nuevos estilos se terminará regresando a uno previo.

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